Tejido o tricotado, con románticos bordados o deportivas rayas, de vaporosa ligereza o de aspecto rústico, el algodón sirve para todo.
Esta fibra natural, omnipresente en nuestra vida cotidiana, se obtiene a partir de la cápsula de semillas de la planta de algodón. Es resistente, fresca y agradable al tacto. El algodón puede absorber hasta un 20% de su propio peso de humedad, sin que resulta húmedo al tacto.
Esta cualidad lo convierte en el género veraniego por excelencia. Su característica a arrugarse se ha solucionado en la actualidad de una manera muy simple: un pequeño porcentaje de elastano hace que el algodón apenas se arrugue, proporcionando al mismo tiempo máximo confort y un aspecto cuidado. Por su parte, el algodón mercerizado, ligeramente brillante, ofrece un aspecto especialmente noble.
El corte
Las telas de algodón se deben lavar, en cualquier caso, antes de cortarlas, dado que pueden encoger más o menos dependiendo de su acabado. Para que los cantos de la tela no se deshilachen en el lavado, recomendamos sobrehilarlos antes. Además, es conveniente doblar la tela a lo largo, por la mitad, con el derecho hacia dentro y unir los cantos superpuestos con puntadas grandes.
Las telas de algodón de color liso se pueden cortar sin tener en cuenta una determinada dirección. En telas con muestra en una dirección determinada o con dirección del pelo (por ejemplo, terciopelo de algodón o género de punto aterciopelado) hay que poner las piezas del patrón sobre la tela de manera que los cantos inferiores apunten hacia la misma dirección.
Trasladar las líneas de costura: antes conviene hacer una prueba con el papel de copia y la rueda de reporte en un resto de la tela. Para telas de color claro, es recomendable emplear papel de copia de blanco roto. Utilizando colores que contrasten, es posible que las líneas marcadas con al reda trasluzcan al derecho de la tela. En telas de textura abierta y en géneros de punto, hay que emplear la ruda sin dientecitos, de filo liso.
El planchado del algodón
Para planchar el algodón, graduar la plancha para una temperatura de 2 a 3 puntos. Es preferible que la tela sea ligeramente húmeda (interponer un paño húmedo) e emplear vapor. Hay que tener cuidado al planchar el género de punto aterciopelado. Para que los finos pelitos no se chafen, planchas sobre una base mullida (por ejemplo un paño de muletón o toalla de rizo). En cualquier caso, siempre conviene hacer una prueba de planchado en un resto de tela que no sirva.
Entretela: para telas de algodón que se puedan lavar a 60º o más conviene utilizar una entretela termoadhesiva no tejida ligera, que soporte temperaturas elevadas de lavado.
La confección del algodón
En general hay que tener en cuenta que las telas finas requieren una aguja fina (grosor 70 u 80) y puntadas cortas (sobre 2 mm). Para telas más recias, de textura rústica, se cosen con puntadas de unos 2,5 a 3 mm de largo y una guja más gruesa (80 o 90). Para coser géneros tejanos existen agujas especiales, más robustas que las convencionales. En géneros de punto extensibles, es conveniente coser las costuras con puntos zigzag planos o con un punto elástico especial.
El cuidado de la tela de algodón
Las telas de algodón se pueden lavar perfectamente a máquina: las blancas a temperaturas de hasta 95ºC, las de color hasta 60ºC y las delicadas de color hasta 40ºC. Para las prendas de color, es recomendable emplear un detergente de ropa delicada sin blanqueador óptico.
Consejo: Después del lavado, plancha las prendas de algodón mientras aún estén ligeramente húmedas. De esta manera, se alisarán mejor. Si no tienes tiempo en ese momento, mete las piezas en una bolsa de plástico y mételas en el frigorífico. No las dejes más de 2 días, ya que en tal caso se podrían producir machas de moho.